Mi pueblo. Ay, mi pueblo. ¿Por qué no puedo tener mi propio pueblo?
No digo tener un pueblo como lo tiene cualquiera, el lugar de origen de su familia, eso es fácil, yo digo mi propio pueblo, hecho a mi gusto. Los Sims, pero real. El Theme City, más bien. Un poco Wild Wild Country1 pero sin la parte de volverte un poco Diddy mientras la gente viste de naranja. Ya sé que en los videojuegos por lo general había sequías, incendios y huracanes nivel Florida, pero no vamos a centrarnos en lo malo. Vamos a centrarnos en lo que yo quiero porque estoy segura de que no estoy sola y, quizá, aquí nos lea alguien con dineros y posibles y se piense lo de invertir en este proyectazo. Dejo constancia aquí de que fue idea mía, si me roban la idea también quiero ese dinero. Para que conste en acta quiero dinero porque no me apetece trabajar.
Este es el tercer texto que escribo esta semana porque los dos anteriores me daban bajona. Y lo hago sobre todo por mí: casi siempre me olvido de que escribir es, a veces, imaginar y evadirse, y ¿a quién no le apetece jugar de vez en cuando a inventarse una vida posible? La mía es, en concreto, fundar un pueblo. Como el Pocero, también reconozco estas similitudes, pero en plan bien. En plan que mi pueblo no se va a parecer a ninguno, no quiero cuatro casas mal colocadas: va a ser bonito, de gente amigable, unos vecinos que se ayudan, que participan. En mi pueblo no hay ni un rancio porque los fundadores vamos a elegir a los que se vengan a vivir.
Así que mi sueño en la edad adulta es tener un pueblo… Pero, como digo,no uno cualquiera. Mi pueblo es como Carmel by the Sea, un lugar encantador (quizá pensado para el turismo, pero como cualquier ciudad ahora mismo): imprescindible que tenga sus casitas preciosas, en Carmel tienen también restaurantes íntimos (carísimos) y una pequeña playa. Su alcalde durante un tiempo fue Clint Eastwood y no te digo que necesite un actor en la concejalía de deportes de mi pueblo pero si se muda alguien medianamente conocido me aporta el toque pintoresco.
En mi pueblo no hace falta ni que los restaurantes sean caros, me vale con que sean cuquis: una trattoria con manteles de cuadros y velas churretosas, una cafetería rebosante de pasteles, bollitos y otros dulces, una heladería clásica con coloridos toppings, paredes color pastel y menaje original, un restaurante chino de comida en caja… Lo normal. Si quieres un bar de carretera cutre, pues mira, te vas a otro pueblo porque en el mío no va a haber (y mira que me gusta eso, pero nadie va a impedirte salir del pueblo a comprar patatas revolcón as). No tiene que ser necesariamente instagrameable porque yo ya no uso Instagram y siento que pronto dejará de usarlo más gente… Pero bonito sí porque una no huye de la sucísima ciudad para acabar en un lugar feo.
Mi pueblo, además, tiene una gran plaza central porque en mi pueblo vamos a tener un ambiente como en el de ‘Las chicas Gilmore’: Halloween, Navidad y otras festividades aún por definir e inventar tienen una gran cabida en la plaza abierta y ajardinada (nada de Plaza de España o de la Constitución, que huele a pueblo tradicional que flipas). Por festividades y por el tono que le estoy dando entenderemos todos que me refiero a que no tendremos unas fiestas de pueblo como tal: si quieres charanga te vas a cualquier otro sitio. Caretas fuera: mi pueblo es un pueblo americano en la meseta española. Ahí está la gracia, van a venir los turistas como moscas. Cuando decoremos todo de Navidad y el gran abeto central… Mira, pelos como escarpias. Las casas van a ser innegociablente americanas; con sus porches y tal. Quizá la madera sea solo de revestimiento porque eso no lo hacen bien ellos, la verdad, hacen casas de chichinabo y creo que necesitamos algo que proteja del frío, pero bueno estas cuestiones técnicas las resolvemos cuando bajemos la idea más a tierra. Dices tú: ¿pero cómo vas a motivar a la gente y por qué estás tan convencida de que va a funcionar esto? ¿Tú has visto internet? ¿Tú has visto en qué lugares vivimos hoy en día? Estamos deseando escapar a lugares cuquis en los que nos organicen cosas: este pueblo es un sueño. Trabajaremos todos en el sector servicios, atendiendo estos negocios encantadores, y la idea es que aprendamos de holandeses, franceses y otros europeos y abramos cuando nos dé la gana… En España y en Madrid en concreto hemos forzado horarios.
Y, bueno, eso es a grandes rasgos la idea de mi pueblo, donde me escapo mentalmente cuando me hace falta, como los buenos pueblos. Vamos a ir mirando el mapa, que yo creo que ganas no nos falta, solo necesitamos infraestructura.
RECOMENDACIONES (otra vez escribiendo desde el móvil, la maquetación sufre lo suyo)
Una newsletter de la segunda mano
Que no use Instagram como antes (ahora lo tengo instalado y el otro día incluso subí un vídeo, pero no hago scroll infinito de momento) no quiere decir que no coja el móvil. Sigo siendo madre lactante con mucho tiempo dedicado a la nada más absoluta: a veces acabo durmiendo desde tempranas horas y nunca es suficiente, aunque me duerma a las 10 de la noche sigo amaneciendo cansada; otras veces escribo estos textos y otras leo en Substack, que tiene una especie de Twitter donde además descubres newsletters interesantes. Esta es la última a la que me he suscrito; está en inglés y casi nunca puedo comprar lo que saca porque es en eBay EEUU, pero ayuda a pensar en prendas vintage con estilo y a mí me hace pensar más en comprar en Humana y Vinted que abrir las novedades de Zara.
Los dos Humana
Hablando de Humana. Me encuentro con que no todo el mundo sabe el secreto de Humana y es que las mejores cosas están en Humana Vintage. Son dos tipos de tiendas diferentes: en Ronda de Valencia, cerca de Atocha (Madrid), por ejemplo, hay un Humana y un Humana Vintage cerca. Repito: no son lo mismo, y por lo general las Vintage tienen mejores cosas pero precios más altos. Aún así, también hacen ofertas (esta semana toca cambio de temporada así que van a tirar los precios, algo que ocurre cada dos meses más o menos). Yo tengo dos tiendas favoritas muy concretas, pero si las cuento aqui cualquiera va a ir a por mis tesoros y eso sí que no lo puedo permitir. Acepto sobornos y entonces largo por esta boquita.
PanDomè
Si alguna vez estás por la zona de Embajadores, tienes que ir a comprarte una base de pizza. Yo había comprado masa para estirar en casa en otros sitios pero esto es básicamente la base, tal cual te la venden en el supermercado, pero bien. La venden en PanDomè, una panadería/pastelería donde además puedes comprar pan, claro, unas palmeras de chocolate espectaculares y ahora que ya se acerca la Navidad (porque se acerca, tú no lo ves pero yo sí), un riquísimo pannetone. Se ve que también tienen cruasanes esféricos pero si no llego a tiempo ni para pillar palmeras, imagínate eso que es más limitado.
Y el Tedi
Otro secreto que yo veía obvio y nada secreto (si es el día de las obviedades se dice y no pasa nada) era lo de las tiendas Tedi. Megaimprescindibles para comprar cosas de manualidades, esto lo que más, pero también tienen algunas cosas de repostería y tonterías varias. Si haces en tu casa el calendario de adviento personalizado, es perfecto (en la mía hay uno de dulces para Pedro y uno de muñequitos y cosas que trae el Elfito para Óliver, a Lana a ver qué le trae, supongo que uvas, su cosa favorita actualmente). Es otro sitio donde, de vez en cuando, hacen ofertas, así que también merece la pena estar atentas.
Maridaje de Oreos
A veces, con las nuevas tiendas de productos japoneses o los Primaprix y Pepco de turno (no me hagáis recomendar también esto, entiendo que son tiendas de confianza ya para todo el mundo) aparecen sabores de chocolatinas diferentes. Yo soy tradicional y me quedo con los Kinder Bueno de siempre forever and ever, pero no puedo evitar comprar las Oreo de sabores siempre que las pillo. Por eso me ha hecho gracia esta imagen en la que busca combinaciones de vino para cada una de ellas. Como en ‘Grease’ cuando Jan propone comer galletitas porque el vino es dulce y Sandy se hace el agujero de los pendientes y se desmaya.
Recuerdo que hace años había un sitio en Chueca que hacía maridaje de hamburguesas y Coca Cola, nunca encontré sitio y no sé si sigue abierto pero sigo pensando que sería un planazo.
Mi librito de la semana
Por cierto, estoy leyendo ‘La casa Holandesa’. Uno de los dos primeros textos que tenía para este martescito era inspirado por este libro, ya os diré por qué, aunque en realidad me gusta más lo que me ha hecho descubrir que la historias en sí, siento que va un poquito lento para mi gusto. Sigo aceptando recomendaciones de libros bonitos, o amenos, otoñales, navideños, divertidos… No me dejo mucho fuera, solo lo angustioso.
Gracias, una vez más, por leerme. Estas semanas me estáis dando muchísimas ideas y feedback y me encanta, gracias siempre por estar a mi ladito.
Como el documental de Netflix que retrataba una secta que se montó una minicudad dentro de un rancho.
Arí!!! Me tienes dentro ya, avisa en cuento empiece el proyecto, mentalmente lo tengo como tú. Todo dentro de mi cabeza en los minutitos del día q consigo evadirme, soy la de la panadería/bakery o como lo llamemos... Me imagino probando nuevas mezclas de bizcochos, de crepes, de cookies, de tartas saladas, de tarritos d elo q sea monisimos presentados, rodeada de cestitas y de telas libertys, cathkidstons, vichys y demás, lo ves verdad???? Yo q no he tenido nunca pueblo y q estoy en proceso de cambio de casa, mi number1 es un pueblo castellano o cántabro q es lo q tengo a mano y mis hijos me frenan, q no, q no, q quieren el pisito en el centro, cerca del cole, cerca d ela uni... en fin, ahi es cuando la pompa hace pufff y se esfuman las nubes de algodón. Me has hecho sonreir mucho y engancharme a mi sueño, rodeada de conocidas con los mismos gustos . Miles de gracias x el ratito de hoy. besosss
Píllate el pueblo de amanece que no es poco! Ya está hecho y tienen de todo (no voy a ponerme a enumerar porque no sé si es políticamente correcto). Recomendaciones de libros... La tienda de la felicidad de Rodrigo Muñoz. Me dio mucha risota