Martescitos de recomendaciones (el regreso)
Si te gustaban los martescitos de recomendaciones, aquí tienes una versión diferente. ¿Mejor? ¿Peor? Está feo comparar.
Hola, chiquis
Bueno, pues aquí estoy. Siento que debo dar alguna explicación porque, ya me conocerás, es algo que realmente aplica a cada aspecto de mi vida.
Si has llegado aquí sin estudiarte mi biografía, aunque te comprendo, te hago un curioso resumen: me llamo Araceli Ocaña, pero por decisiones que fueron tomadas siendo demasiado joven y altamente irónica puede que me conozcas como Ari Bradshaw: soy periodista (técnicamente, también economista, pero no creo que a nadie se le ocurra intentar que recuerde nada de lo que aprendí en la carrera, salvo el coste de oportunidad, que nos lo enseñaron el primer día, y el dilema del prisionero, que aprendimos el segundo; después, todo es una incógnita para mí). También fui bloguera. Un día hice un monólogo1. En mi casa también soy “maaaaami”. Como todas, soy muchas cosas. “También eres muy pesada”, dirían mis allegados si estuviesen leyendo esta newsletter.
Entre mis grandes logros está el de haber publicado una novela una vez (y de la mitad que escribí con fiebre no me acuerdo). Eso me hace también, técnicamente, escritora.
Otro gran logro (ojo, a punto estoy de pasar a la posteridad) sucedió hace dos años; por entretenerme y dar uso todo el tiempo que paso con el móvil en la mano, creé los ‘Martescitos de recomendaciones’, que no engañaban con su nombre: eran stories de Insta que publicaba los martes y recomendaba cosas. Masters of naming, yo te invoco.
Luego la vida, el primer trimestre de embarazo de Lana, Lanita (mi hija pequeñita, como un dedal, como un chicle de menta, como un escarabajo, dice su hermano), me llevó por la calle de la amargura y las náuseas nocturnas, así que los dejé temporalmente y después se me hizo bola volver. Así que aquí estoy, en un nuevo formato: me daba muchísimo reparo crear una newsletter porque si hay algo que sobra en el mundo son emails y diría que también podcast (bueno, y en mi opinión también influencers y avispas, entre otros insectos, pero seguramente alguien pueda rebatirlo y no tengo ganas de gresca). Sin embargo, en las horas que paso ahora en el sofá simplemente sosteniendo a una persona en sus primeros días de vida me da tiempo a escribir, que me encanta, perder horas en internet, que no sé si me encanta o simplemente soy adicta y pensar que quizá este sea el camino para hacerme rica y no tener que volver a trabajar en mayo. Voy apurada, ya lo sé. Ojo que lo de escribir y navegar por internet lo hago con la mano izquierda siendo diestra, no sé si eso me ayudará en lo de hacerme rica pero ahí lo dejo como valor añadido.
Así que cada martes tendrás en tu buzón, si quieres, tu Martescito de Recomendaciones. Prometo soltar menos chapas en los venideros pero tenía que explicarte por qué otra newsletter más, por qué yo, por qué todo. En fin, que me gusta dar explicaciones y tenía que aportar pruebas.
Las bibliotecas públicas y su servicio de libros electrónicos
Gracias a esto yo he conseguido volver a leer2. Me he saltado, como dice Carmen Pacheco (recomendar su newsletter; Flecha, me da hasta vergüenza, quién me creo), todos los prejuicios en cuanto a leer [libros digitales] y soy adicta. Como tienen muchísimas novedades (y aunque no fuese así, por necesidad ahora mismo), si no está en ebiblio3, para mí no existe (o sea, con esta máxima el que escribí yo fue realmente un delirio de la fiebre entonces porque no está y no se le espera a menos que se puedan hacer peticiones y entonces supongo que tampoco estará pero con humillación incluida). No tengo más para comparar pero yo utilizo el ebook Kobo Klara que me lo ha puesto muy fácil para descargar los libros desde el ordenador (si necesitas ayuda con esto, pregúntame).
Las gildas con boquerón en vez de anchoa
Soy anchoista, sí, pero este es un cambio a mejor; sin duda. Y este bocata de gilda, que me tuvo bebiendo agua toda la noche pero hacedlo al mediodía y no tendréis ese problema.
Cosas de madre: la BSO de ‘Canta 2’
Verdaderamente, los padres pagamos unas cuantas penitencias por ayudar a la superpoblación del mundo y escuchar canciones de los niños en bucle es de las peores. Pero esta banda sonora es top: grandes éxitos versionados por Reese Witherspoon, Halsey, Scarlett Johansson, Taron Egerton o Bono, de U2. Cero quejas.
Los Ángeles siempre en mi corazón (y en mis camisetas, compro al menos una por temporada)
La La Land ha cumplido 7 años. Recuerdo perfectamente la primera vez que la vi en el cine y es para mí un momento de los que se guardan en la memoria como un regalo precioso: la vimos en primera fila y nos mareamos muchísimo. Quizá por este recuerdo ya irrepetible o por Ryan Gosling y Emma Stone me enamoré de Los Ángeles, la ciudad más mentira del mundo… Te recomiendo ver el final alternativo que se han montando mis amigas del Elle que nos deja un sentimiento de paz con la historia por fin.
Y si a ti también te gusta, no le pierdas la pista a María Porcel, corresponsal de El País en LA, amiga y swiftie. Ha estado en la gala de los Oscar y ha flipado como si fuésemos tú o yo.
Cerámica donde menos te lo esperas
Yo mandándole fotos a Pedro (mi actual marido) para convencerlo de que necesitamos más platos. Una triste y repetitiva historia.
Me tomo el permiso de maternidad como detox del trabajo, así que una de las cosas que me impongo es informarme solo de lo mínimo, pero me ha llegado que Venca está en concurso de acreedores y me ha dado pena. Me pasó lo mismo cuando casi cierran Duralex, me entra la nostalgia (por cierto, que su vajilla azul es una fantasía, la quiero desde que salió por calidad, durabilidad, preciosura y precio imbatibles)4 . Volviendo a las empresas de venta por catálogo y al tema original, no sé si sabéis que los muebles y toda la decoración en general de La Redoute son una fantasía, pero la cuestión es que también hay vajillas, y de hecho otra amiga (no tengo tantas, estas dos y poco más) tiene también una colección de platos rosa de aquí maravillosa. Recomendada, por supuesto, junto a todo lo que están sacando en Primark, Tiger y H&M Home. Por si queréis saliros del rollo cerámica portuguesa al peso ahora que han abierto una tienda en cada esquina.
Bueno, sí, qué pasa, soy adicta a los platos, peor es el fentanilo.
+
Ah, probé el fentanilo de forma legal y, bueno, no sé, no sentí nada (creo que era el objetivo). No es una recomendación ni nada pero ya he dicho que me gusta dar explicaciones.
Visto en Twitter: comer a la carta
Aún quedan cosas bonitas en internet, incluso en Twitter (aviso desde ya: nunca lo voy a llamar X porque además de todo es que me genera problemas de comprensión lectora), como esta mujer que ha hecho un menú como de restaurante con lo que comen en su casa. No sabría por dónde empezar en la mía pero ojalá.
Una de ropita
Este vestido de Sezane es maravilloso en cuanto a forma y color. Mi rosa favorito. No lo tengo porque igualmente para la lactancia no veo que sea viable, pero se lo vi a Paulita Go y está en favoritos por si acaso al final me hago rica con esta newsletter que, por otro lado, es gratuita.
L’Entrecote Café de París
Este restaurante tan elegantón ha abierto otro local en Madrid (ya hay tres). Es lo que promete: ambiente como parisino y entrecot con salsa de mantequilla maravillosa. También te ponen patatas fritas ilimitadas y lo que, para mí, es lo mejor, una ensalada verde con aliño de nuez. Adictiva. Por unos 30 euros has comido, que en Madrid ya está barato.
Un hack para la vida
Hace unos meses estuve en un curso para el uso responsable de las pantallas y me llevé un truco para la vida que uso muchísimo ya: parece imposible tener una contraseña para todo, ¿verdad? Al final, todos tenemos simplemente una para mil sitios y apps y en cuanto hay un filtrado de datos en alguna web, todas tus cosas quedan comprometidas (dale importancia, que con el tiempo que pasamos online, la tiene). La idea que nos dieron aquí fue usar siempre la misma contraseña (con mayúsculas, minúsculas, números y símbolos) y añadirle al final las consonantes del sitio en el que estás. Por ejemplo, imagina que tu contraseña habitual es C0ntra$ena, pues le añades al final el sitio en el que estás. Ahora mismo sería: C0ntra$enaMRTSCTS (digamos que martescitos es un nombre largúisimo, lo sé).
Hasta aquí este martes, que me van a echar por pesada.
Dudas, quejas, recomendaciones, siempre bienvenidas.
Y para nada he elegido aposta ese post en el que hablan bien de mí.
Todo el mundo te avisa de que con la maternidad dejas de dormir pero no te dicen que los libros de más de una frase por página están vetadísimos y que acabas engordando por comer restos baboseados de los platos de los niños.
Esta es la de Madrid y te das de alta online pero tienes que ir a una biblioteca de la Comunidad a confirmar tu registro. Me consta que hay en todas las comunidades y la selección de libros en todas es buena.
La tiene una amiga y se la robaría si Pedro me dejase entrar con un plato más en casa.
Ya me encantaba leerte en el blog y me sigue encantando leerte. De momento mi única newsletter😉
Qué maravilla volver a leerte así en largo 💖