Martescito de recomendaciones: el 27
+++ no es una canción de LODVG ni la nueva generación de autores de este siglo sino el autobús al que me subo por las mañanas y desde el que hoy escribo esta carta.
Cada vez que se abre el semáforo hay una nueva oportunidad de cruzar (no sé por qué todos venimos del otro lado de la calle): y cruzar significa subirse al autobús.
La realidad es que corremos y corremos para llegar porque siempre parece que se va a ir. A veces lo que pasa es que llegas de sobra y te toca esperar a que arranque mientras sigue llegando gente. En ese momento piensas: bueno, al menos mi cuerpo agradecerá estos segundos de deporte claramente no planeado. Otras, lo pierdes, y esperas a que llegue otra nueva oportunidad en breve.
Según avanza el día van llegando menos (tienen menos frecuencia). Y luego llega el fin de semana y no pasan tantos: a veces, casi ninguno. Podrías quedarte sentada en el minúsculo banquito que hay en la parada mirando al horizonte y esperar, esperar…
No sé si es porque pronto (en mes y medio) cumplo años (y como dijo mi amiga Marikiya, ya no tiene ninguna gracia), pero me parece que lo del 27 es, sin ningún tipo de duda, una metáfora de la vida, sobre todo de cuando alcanzas la mediana edad. Dejo en esta nota a pie de página1 cómo lo interpreto yo, pero vuelve un poco atrás e imagina qué crees tú que representa.
Por supuestísimo, también interpreto mi actitud ante esto como una representación fiel de lo que soy y lo que pretendo ser: tomo elecciones aleatorias que maquillo como si fuesen decisiones muy meditadas y casi siempre me llevo bofetones por la propia fortuidad del mundo… Según me aproximo al semáforo, veo que está abierto para los peatones. Tengo prisa por ir a trabajar, ¿en Madrid quién no la tiene? Sin embargo, decido que si el hombrecito verde comienza a parpadear antes de que yo haya llegado al paso de cebra, no voy a cruzar, ya lo haré tranquilamente cuando sea mi turno de verdad. Y si el autobús se va sin mí, es que no era para mí. Por supuesto, todas y cada una de las veces el parpadeo dura más de lo que yo esperaba, me habría dado tiempo a cruzar; espero pacientemente en mi lugar y, claro, cómo no, el autobús se marcha sin mí.
Hay variaciones en lo que hago después, siendo dueña de nuevo de mi destino: según el día, aprovecho para montar en otra línea o simplemente espero en la parada porque para mí siempre, siempre, hay otro autobús.
Pero, como con muchas historias cotidianas a las que no prestamos mucha atención, no pasa absolutamente nada… Ni siquiera habrá que dejar pasar mucho tiempo: dentro de un rato me habré olvidado. Tanto, que mañana los del 27 volveremos a empezar eligiendo una nueva aventura como si fuera inédita.
Yo deseando que la Patricia Bolaños nos retrate a los del 27.
RECOMENDACIONES
Seguir usando eBiblio, la mejor web de todo internet
Sé que queda gente que no se ha hecho socia de la biblioteca y no hace uso de eBiblio. Me consta pero no lo entiendo.
Pues yo vengo CONTENTÍSIMA: el otro día descubrí que se podían hacer peticiones de libros. Hice una y a los pocos días me dijeron que vale, que en breves comprarían el libro que yo había pedido. Hoy han pasado otros poquitos días y he cotilleado, por curiosidad, si ya estaría y ya hay diez ejemplares disponibles. ¡Lo han comprado por mí! El libro en cuestión es ‘Calypso’, de David Sedaris… Y solo al verlo he recordado que es, en concreto, el libro que me estoy leyendo en formato físico porque me lo compré en Vinted. Nadie dijo que la gente lectora fuera necesariamente lista o espabilada.
Por otro lado, intenté pedir más libros y me dijeron que a partir de ahora solo podrá pedirse uno por usuario y mes. Se ve que he roto el sistema.
¡Mi libro está más barato!
Después de mi gran éxito con el de Sedaris, he hecho otra petición más a eBiblio (después de comprobar que se trataba de un libro que NO tenía ya). Si me vuelven a aceptar he pensado hacer un “no hay dos sin tres” y pedir que incluyan mi libro. Me hace ilusión.
El caso es que para eso hace falta tener el ISBN, el código del libro, y al ir a buscarlo en Google he descubierto que está rebajado a tope, a 5 euros con algo.
Hace años me escribieron de la editorial para preguntarme si estaba de acuerdo en que lo lanzasen con otros libros en una colección especial rebajada, típicas ofertas de supermercado. Dije que sí y nunca más volví a saber nada. No estoy segura de que este sea el caso, pero he visto que lo tienen hasta en la web de Hipercor y me ha emocionado. Es un libro de 2017, a mí me parece que ha llegado lejísimos. Además, con este nuevo descubrimiento he llegado a dos reseñas muy buenas que me hicieron en su día y yo no había visto y me ha alegrado el ratito (porque soy esa clase de artista que se queda solo con lo negativo, os lo puede confirmar mi actual marido que cada vez que lee uno de los martescitos tiene que ir con pies de plomo porque no soy muy receptiva con las críticas).
Bueno, pues eso, que está muy barato, por si a alguien le apetece pillárselo, digo yo que lo siguiente será descatalogarlo, como las auténticas reliquias.
Amazon / Casa del Libro / Librerías pequeñas pero encantadoras
La fiesta ye-yé
Lo que me gusta a mí un evento temático… Y si encima me dices que es todo un pueblo poniéndose de acuerdo para celebrar algo… Mira, me emociono. Mi pueblo va de eso, precisamente (bueno y de poner casas americanas pero ya llegaremos a ese punto). Encima, lo que os voy a contar pasa en un pueblo en el que paraba yo todos los veranos de camino a la playa, esto no lo vi venir.
Resulta que un grupo de amigos de Tarancón (Cuenca) empezó a hacer una fiesta de los años 70 hace tiempo y ahora se apunta todo el vecindario y hasta forasteros… quedan dos segundos para que se haga megaviral, lo veo.
Por supuesto, me he enterado gracias a Recoolez, la reina del vintage, porque es que además, si no tienes ropa de los 70, ¡en la tintorería del pueblo puedes hacerte con vestuario!
Filetes picantes
Ya os dije hace un par de semanas que el picante está de moda. Las hamburguesas, especialmente.
Como todo lo que digo aquí suelo comentarlo en alto en mi trabajo (lo del silencio no lo trabajamos), mi compañera Marta, experta en Mercadona y otros tips, me dijo que habían sacado unos filetes de pollo picantes. Como sabía que iban a venir a casa nuestros amigos los fans del picante (entre ellos, mi amiga Oti, futura influ), los compré. Llegó la hora de la cena y mientras jugábamos a 5786 juegos de mesa (la verdadera felicidad), los preparamos en la air fryer. Montamos el sándwich perfecto: pan brioche de hamburguesa, mayonesa casera, lechuga, pepinillos, filete, ketchup y mostaza. Estaban muy buenos: preveo unas buenas cenas apañadas con esto. Eso sí, pican de verdad, así que niños y paladares sensibles, mejor abstenerse.
Los espaguetis carbonata salen del armario
Después de que cayesen en el más absoluto de los ostracismos, hubo gente que nunca más volvió a hacer los espaguetis carbonara con nata. Hablo de otra gente porque yo reconozco que me siguen encantando. Ahora, que una cocinera tan de fiar como Mónica Escudero haya hecho la receta perfecta con la bendición de Anna Mayer, me hace tener aún más ganas de comerlos. Y a aprender la lección: si algo te gusta, pasa de los postureos/los radicales/la gente en general. Desde aquí os digo que me encanta comer patatas fritas de bolsa con líquido de berenjenas aliñadas de Almagro; siempre he recibido comentarios negativos y de incredulidad ante semejante aberración y luego descubres que no solo hay tiendas que venden esto mismo sino que en Cataluña venden la salsa Espinaler que es parecidísima. Y esto es gratis (al menos en mi caso, que en la “aceitunería”2 me regalan todo el que quiero).
La tortilla conquista el mundo
El otro día saqué una foto en Instagram que generó bastante curiosidad: culpa mía, pensaba que se veía en la foto que estaba en La Martinuca.
Para dejar las cosas más claras ahora, cuando antes decía que no se asegura que la gente lectora sea lista, me refería, en concreto, a mí. Pongo un ejemplo: me invitaron a probar los nuevos sabores de tortillas de esta marca y pregunté cuánto tiempo llevaba abierto ese local tan bonito en una calle por la que pasó a menudo… Pues al parecer, años. Los de la marca flipaban con que hubiese preguntado como si llevasen abiertos desde hace dos días. Yo qué sé, desde que soy madre ni veo realities ni me entero de todas las aperturas de esta ciudad, que por otro lado son muchas.
Me gustó mucho todo: el local, el equipo, la filosofía, la idea de poner los mejores productos e ingredientes y cuidar hasta el mínimo detalle, como por ejemplo, tener el mejor café. Porque yo, que soy de desayunar salado y más bien tradicional, es verdad que notaba que siempre toca elegir: o pincho de tortilla rico o café bueno, todo no se puede. Aquí sí.
Las tortillas que probamos son nuevas (las tradicionales os las recomiendo muchísimo) y solo van a estar unos tres meses, hasta que vuelvan a cambiar: la asturiana, con chorizo picante asturiano, la cántabra, con bonito en escabeche, y la de foie. Las he puesto por mi orden de preferencia, todas son increíbles (pero es que yo no como pato: supongo que lo mejor/peor que pudieron hacer en un viaje de prensa hace años fue llevarme a una granja a conocer a sus patos e intentar que probase sus productos después).
La experiencia fue inmejorable, así que superrecomendable pasar por La Martinuca de Barquillo a desayunar (o lo que surja). Quizá lo habéis hecho ya porque nuevo, lo que se dice nuevo, no es.
Y sí, una de las socias es María Pombo, pero tienen tanto que contar, una proyección tan fuerte, que diría que eso es lo de menos.
Un top monísimo
Como durante dos días subieron las temperaturas, las tiendas han decidido ponernos los dientecitos largos a ver si picamos. Me las sé todas… Aunque eso no quiera decir necesariamente que no entre al trapo con todas también, claro.
En concreto, estoy entusiasmada con un top que, eso sí, habrá que probarse y ver qué tal queda… Si es que lo reponen, porque ahora está un poquito agotado online (en tienda lo vi ayer mismo, pero es que yo físicamente ya no compro NUNCA).
Es este, es de Mango y supongo que estoy a tope con el rojo, se ve que me ha dado ahora por ahí. Le faltaría un contraste en rosa para ganarse un hueco enorme en mi corazón (y cada día el de más gente) pero no todo iba a ser perfecto…
Y por si acaso, aquí dejo una combi rosiroja, no se vaya a pensar nadie que iba a dejar esta semana en sequía…
Esto es todo esta semana… Tenía más cosas pero cualquier día me echan de Substack. Me paso cada semana de tamaño y vivo con miedo a que sea la única persona que pague por escribir y no por leer en esta plataforma. Gracias por estar aquí cada semana, y por supuesto por los likes y los comentarios, que son VIDA.
Para mí, hacerte mayor es exactamente eso: parece que cada vez eres más una espectadora de la vida, esperando que pase tu autobús, y cada vez tienes menos oportunidades de montarte en uno (al menos en uno que te lleve donde quieres ir).
Acertadísimo nombre que le ha puesto Óliver.
Acabo de comprar tu libro, en cuanto me avisen paso a recogerlo. Lo de la fiesta de los 70 me encanta y además es el año en que nací 😜. Que pena que no pueda ir, porque solamente por probarme toda esa ropa ya es un puntazo ❤️
Cada martes espero los martesitos con ganas... no defraudan. Te imagino corriendo por las calles de Madrid y parando justo para ver cómo el 27 se marcha. Y sintiéndote que "es cosa tuya", que lo has dejado marchar tú, no se ha ido él.
Y me encanta....!!!
Será que llevo toda la mañana reflexionando sobre el anuncio del Cuponazo, que te invita a preguntarte a qué se dedican esas personas que toman el vermut un martes al sol.
Eso quiero ser de mayor!!!