Martescitos de recomendaciones: de médicos y enrollarse en el trabajo
Me he enganchado a una serie dramática y aún así soy feliz... No tanto como si ganase dos millones de dólares, pero lo suficiente para aprender algo en cada capítulo. Bueno, en cada uno tampoco.
Cosas que he aprendido viendo ‘Anatomía de Grey’:
Muchísimo sobre dolencias, enfermedades y operaciones (incluidas algunas a varias manos o en diferentes puntos del cuerpo a la vez). Como también vi ‘House’ y ‘Urgencias’, si intento sacarme la carrera de Medicina, me convalidan algunas asignaturas seguro. Quizá sepa más ahora mismo de esto que de Economía.
Quizá no, seguro.
Estar en el típico trabajo en el que todos se lían con todos no tiene por qué ser un problema. Lo esencial es normalizarlo.
Tener una habitación en el trabajo ayuda en el punto anterior, sobre todo si nadie llama a la puerta y no eres escrupuloso con quien ha pasado por ahí previamente.
Un hospital enorme puede subsistir con tres cirujanos muy especializados (que además suelen estar ocupados con los dos puntos anteriores). Si crees que no irías ahí ni loca ante un problema médico, no te preocupes, es que el resto de médicos y cirujanos hacen todos de todo. Mira, eso me lo creo, como en cualquiera de nuestros trabajos, que ya hacemos todos veinte mil tareas.
Un neurocirujano cobra 2 millones de dólares al año. No actúa como millonario porque incluso vive en una caravana o compartiendo piso. La humildad es eso (aunque yo no creo que llegue a ser tan rica como para darme el lujo de ser tan humilde, tengo que conformarme con mi nivel estándar de humildad).
También es verdad que es un mundo en el que no existen los recursos humanos ni los presupuestos: lo normal es que el jefe mire a alguien que pase por allí y le diga que se vaya a trabajar con ellos. El mismo despliegue que en cualquier empresa, dime si tú no lo has vivido porque yo tampoco.
Hay una dolencia muy común que es tener un tumor cerebral y ver visiones. Tan común que en esta temporada yo ya he diagnosticado a alguien con ello (y he acertado porque, como he señalado, gracias a la tele soy CASI médica).
¿Quizá podría ser guionista?
¿Qué me pongo para recoger mi Globo de Oro?
Los órganos de trasplantes se guardan en bolsas de las de zip. No sé si es una publi encubierta o es real pero mi madre a veces me pone la carne y los garbanzos del cocido ahí y no en un tupper. Me pregunto: ¿qué no pueden hacer esas bolsas? Alejarte de los microplásticos (me respondo).
Nunca vas a ser tan interesante como en las series porque en las series les ponen un filtro así como borroso como con brillo en los ojos para parecer más sexy. Los filtros, qué daño han hecho, porque Patrick Dempsey luego no era tan guapo (digo era porque no sé qué es de su vida, no tiene un trabajo relevante desde que salió en ‘Bridget Jones Baby’ en 20161).
Las series de antes duraban muchísimo y tenían muchos capítulos. La calidad de las tramas, diálogos y hasta continuidad de las historias era regulera pero nadie dice que ahora sea mejor. Como con la incorporación de la mujer al mercado laboral (y haciendo que no tengamos el doble de riqueza que antes sino la mitad) o la llegada del euro, con la norma no escrita de tener 8 capítulos de cada serie, nos la han colado.
Lo más importante: he encontrado perlas de sabiduría que me hacen pensar y coincidir con quien las haya escrito. Una de las cirujanas recibe un ascenso y pasa a ser jefa: se le da fatal y finalmente le pasan el trabajo a otra. Ella, evidentemente, se lo toma a mal pero todo se soluciona al poco cuando tiene una revelación y se la explica a un paciente (les gusta mucho contar su vida a los pacientes, aprendamos la lección de no dar la chapa a desconocidos, menos yo que lo hago aquí). En fin, que me lío: lo que le cuenta es que le gustó el ascenso pero por ello dejó de hacer lo que le gustaba, operar. ¿No te parece que describe perfectamente algo que ocurre mucho? Se te da bien algo y, como premio, te dan otras tareas, así que dejas de hacer lo que se te daba bien… No está muy bien pensado pero es el mundo que nos ha tocado, tampoco está bien pensado lo de la IA y ahí la tienes a tope.
Bueno, pues eso es todo lo que he aprendido y yo no diría que es poco. Llevo cuatro temporadas y media de una serie que tiene veinte así que me quedan unas quince por ver: estoy segura de que la mayor enseñanza que voy a sacar de esto es lo tenaz que soy cuando algo me interesa. Ojalá adoptar ese compromiso con algo más productivo, pero no vamos a ponernos exquisitas ahora.
PD: Sí, ocupo mis días en ver una serie dramática y aún así estoy en una las etapas más felices de mi vida. ¿Cómo te quedas? ¿Cómo me quedo yo? Voy llamando a mi psicóloga.
PD2: Sí, de nuevo, he hecho otra lista.
La foto es rara es porque no tenía la manicura hecha y una uña rota.
Las mejores cookies de la Historia
El dulce no es una de mis cosas favoritas (quien haya seguido los Martescitos en anteriores temporadas no dará crédito ante esta afirmación). No es que no me guste pero me tienta más un platito con gildas. Sin embargo, desde que hice esta receta de cookies solo pienso en repetirla. Mi mejora añadida fue utilizar una tableta de chocolate (en mi caso, Valor a la taza) cortada en trocitos en lugar de los chips que ya te venden. Otro nivel lo de estas galletas, lo digo en serio. A ver si leyendo esto Pedro me deja volver a hacerlas.
Y las mejores patatas fritas
Después de lo de las cookies, que va a marcar un antes y un después en tu vida, he pensado compartir un secreto más contigo. Como te decía, soy muy de aperitivos… Actualmente soy ADICTA a unas patatas fritas. Te va a sorprender porque no son ni las Bonilla2 ni las Añavieja. Las descubrí gracias a este artículo de El Comidista y son las patatas fritas de los supermercados Dia. Pruébalas y luego me dices.
El futuro nos protegía de las fugas
Lo que hubiese dado yo en mi adolescencia por haber tenido las copas y bragas menstruales que hay ahora en el mercado. El pánico que sentía cada vez que me levantaba de la silla por si la había manchado (reconoceré que a veces era que sí) y mi pantalón también estaba marcado creo que jamás lo olvidaré. Por suerte, y porque ya te he dicho que el mundo (el capitalismo) está mal pensado, solo hemos evolucionado cuando alguien se ha dado cuenta de que había negocio ahí y no dejan de sacar productos para hacernos sentir más cómodas. Gracias a la copa yo he empezado a tratar a mi regla como lo que es, básicamente sangre, y no lo veo como un estigma, pero aún así, no sé si esto me convertirá en feminista moderna de mentira, pero sigo sin querer manchar mi ropa (ojalá pudiese evitar, de hecho, todas las veces que lo hago comiendo). Han sacado unos leggings antipérdidas y en cuando me vuelva la regla me van a ver muuuchas veces con ellos. Otro tema es el de lo poco que te apetece hacer ejercicio los días de regla y todas las revistas y artículos de internet que te recomiendan hacerlo para que se pase el dolor: no va a pasar, cari.
Puedes contar conmigo
Lo digo de verdad y también porque no me quito de la cabeza esta canción (en la versión de Amaya, lo siento, soy una purista de la Oreja, si es que eso existe). LODVG (ya no se hacen grupos con nombres largos como antes) es la gente que mejor ha hecho rimas consonantes después de Gloria Fuertes y eso no lo estamos valorando.
Lo de contar conmigo también lo cumplo, que he seguido trasteando con Substack y veo que puedes mandarme un mensaje directo y contarme tus movidas:
Ahorrar en la factura de la luz
Honestamente, no sé cuánto me ahorro, pero sí sé que una de mis páginas más visitadas es de la que te voy a hablar ahora.
Como recordarás, nos contaron que el precio de la luz a partir de ahora se distribuiría en unos tramos: horas valle y no sé qué películas… Pero la realidad es otra y yo creo que no se ha publicitado tanto. La realidad, que mucha gente desconoce, es que la luz tiene un precio distinto cada hora, y aunque sigue unos patrones (mediodías a partir de las 14h y domingos, especialmente), oscila muchísimo. La única forma que tenemos de saberlo es entrando en webs como esta, nosotros la miramos cada vez que tenemos lavadoras/lavavajillas que poner y no sé si se nota de verdad porque llevamos mucho haciéndolo y desde que somos cuatro y hay juegos pises y fugas de cacas en el hogar, hay que saltarse cualquier horario y poner lavadoras constantemente, pero saber el precio e intentar aprovecharlo, mal no hace…
Casarse por todo lo alto literal
Yo en un avión a veces no soy capaz ni de sacar algo de mi bolso del mareo. Tampoco de sujetar un libro en la mesita sin que se resbale… Pues ahí tienes a la gente rica que se ha montado una señora boda ahí dentro (recomiendo pasar las fotos y ver ese despliegue, espero que la comida fuese buena y no de avión de verdad, aunque tampoco es que el carrito entrase ahí):
Una tarta interactiva
Cuando se acerca mi cumpleaños no dejo de bombardear a mi amiga Erika (la artífice de Nana Sweets, una artista) con ideas de tartas. Esta es la última que hemos estado barajando para mi 40 cumpleaños3 y POR FAVOR LA TARTITA CON LA VELITA.
Torreznos siempre, pero filipinos
Nunca deberíamos decir que no a unos torreznos recién hechos. Por recomendación de mi hermano los he hecho hasta en la air fryer (aunque tengo que mejorar la técnica). Por eso, cuando Leticia García recomendó en su Instagram El Torrezno Filipino tuve que ir a ver qué era eso. He pasado mil doscientas veces por delante pero siempre me fijaba en la tienda de electrónica de al lado, suelen tener a unos cuantos gatos bien hermosos durmiendo dentro de su escaparate y, como comprenderás, es demasiado cuqui como para ver nada más. La decoración es de un bar con intentos fallidos de tirar hacia lo Pinterest, pero por suerte no hemos venido por el ambiente: ¡es que los torreznos están buenísimos! En realidad toda la carta, hasta una sopa que probamos hace unos meses con un punto ácido estaba riquísima. Por supuesto, cabe preguntarse si en realidad en Filipinas comen torreznos: fueron colonia española durante 300 años (hasta 1898) y aún mantienen cosas de nuestra cultura, entre ellas la gastronomía, así que diría que es bastante probable que el torrezno exista allende los mares. Y si no, ya existe en este bar.
Y para acabar… Por qué siempre vestimos igual
Al terminar de leer los Martescitos de la semana pasada, mi amiga Patricita me mandó este artículo relacionado: ¿por qué vestimos igual que hace veinte años? Lo que yo decía: ni siquiera tenemos ropa propia, somos un pan sin sal.
Gracias por llegar hasta aquí, se aceptan piropos y sugerencias.
La semana pasada el link más visitado fue el de la newsletter de Secret Breakfast, si te has suscrito comenta conmigo tus cosas favoritas, que no tengo con quién hacerlo.
Es una exageración, sale en la peli de Ferrari, pero no la he visto.
Por suerte, porque cuestan chiquicientos euros el kilo.
C U A R E N T A diositomío.
Acabo de llegar a tu newsletter por Lucía y ya me he leído todas las entregas (de extranjis en el trabajo) así que esta tarde más despacio volveré a las distintas entregas y apuntaré todo para hacer más grandes mis listas.
Menuda buena sorpresa, nos leemos :)
Marta
Acabo de llegar a tu newsletter por Lucía y ya me he leído todas las entregas (de extranjis en el trabajo) así que esta tarde más despacio volveré a las distintas entregas y apuntaré todo para hacer más grandes mis listas.
Menuda buena sorpresa, nos leemos :)
Marta