Martescito de recomendaciones: ser buena en algo
++ o creérselo, al menos, uno de los ingredientes para la felicidad
El otro día (20 de marzo) fue el Día de la Felicidad. Nadie lo celebró, claro. Decir que eres feliz es un poco chulear y, además, creo que nadie te cree. Te añaden un PERO a la mínima de cambio, como si tu felicidad le quitase la oportunidad a otros de tenerla y hubiese que neutralizarla rápidamente.
Bueno, y que si no te dan el día libre no celebras nada, eso también.
Yo tengo que decir que soy feliz la mayor parte del tiempo: tengo mis problemas, como todos, me quejo de muchas cosas (más que muchos), grito, lloro, a veces estoy triste, a veces me río, estoy cansada… Y aún así siento que soy feliz. Si me queréis añadir un PERO, no pienso escucharlo.
Siempre he pensado que uno de los motivos por los que soy feliz (aunque más adelante voy a descubrir otro) es porque me conformo con lo que tengo y disfruto lo que puedo de ello.
Sé lo que estás pensando: cómo va a ser eso felicidad. La felicidad debe ser eufórica, quizá. No para mí, o al menos no es solo ese momento de subidón. Mi felicidad es un estado fácilmente alcanzable porque tengo el estándar muy bajo. Las metas difíciles solo valen para frustrarse y yo simplemente quiero ser feliz más porcentaje de mi tiempo.
Y además, quiero fomentarla: hoy estaba pensando en mis hijos, en cómo quiero educarlos, porque a veces me pongo en modo profunda en la hora de la siesta. Después, he pensado en lo bien que estaría hacer galletas de merienda, porque la intensidad no me dura mucho y porque dime si eso no es buscar la felicidad de manera consciente.
Y ahí, en el momento profundo, me he dado cuenta de que otra de las cosas básicas, muy intrínsecas a mí, por la que soy feliz, es porque soy buena en algo. Toma plot twist.
Y toma otro más: si hacemos caso a los mensajes negativos que recibí de mi libro e incluso a mi versión más crítica (todo artista la tiene, solo hay que pasar de ella lo suficiente para seguir adelante), podríamos decir que, más concretamente, CREO que soy buena en algo. Es un matiz importante, pero para este caso, da lo mismo.
Y esto me hace feliz porque aunque haya facetas que me vayan mal, aunque dude de mil cosas, al menos tengo algo a lo que agarrarme, algo que me gusta hacer y en lo que me creo que soy buena, y además ese pensamiento me sirve para seguir incluso cuando no consigo que esa faceta, precisamente, me vaya bien. Sigo y sigo porque tengo fe en mí.
Mis padres, como todos, pudieron hacer cosas bien o mal en mi infancia, es fácil ver las cosas a toro pasado y lo difícil es saber perdonar lo que con distancia no nos parece bien gestionado. Pero en una cosa sí acertaron: siempre me animaron a hacer lo que me gustase y, sobre todo, me impulsaron a creer que era buena en algo; escribiendo. Así, me doy cuenta ahora, siempre escribí y siempre escribo con esa convicción. No estoy segura de que cuando descubrí que me gustaba y me animaron a seguir fuese totalmente real ese talento, es más, ni entonces ni ahora, lo que sí es verdad es que, gracias a eso, la barrera del síndrome del impostor que siempre se pone al principio de mi hoja en blanco la salto con soltura.
Puede que lo que escribo no sea perfecto, puede que no le guste a nadie, puede incluso que me relea y yo misma lo odie, pero siempre me recuerdo a mí misma que, aunque pase momentos bajos y dudas, soy buena en esto. Es un poco lo de caerse y volver a levantarse cada vez. También lo de decirle a alguien que es la más guapa y la más lista… Y que se lo crea cuando el mundo va a intentar decirle que no lo es (de hecho, la educación positiva ahonda mucho en esto por algo). Y repito: ni siquiera tiene que ser verdad, simplemente con creérmelo me vale.
Para mí, tener algo en lo que crees que eres buena es un regalo. No digo que llegues tan lejos como para convertirlo en tu medio para ganarte la vida, es más, casi mejor si es una afición que cultivar orgánicamente y para siempre.
Y todo esto es muy guay, muy happy, pero ¿cómo se hace? Viniste por las recomendaciones y te las voy a dar. No soy experta en psicología ni en pedagogía, pero, para mí, tanto cuando te hablas a ti misma como cuando evalúas a los demás (sean niños o adultos), simplemente hay que animar, impulsar, elogiar y, lo más importante, olvidarse de los “está bien, pero”. El perfeccionismo llegará cuando la confianza rebose: hasta entonces solo será un bache que nadie debió poner.
Así que retomo el principio: mi concepto de felicidad es bajito, lo asumo. Mi manera de fomentar los dones es sencilla, lo acepto. Y creo que funciona. Son cosas básicas porque no tenemos tiempo, ni herramientas ni capacidad de hacer más. Y si se despierta la voz crítica, recordemos…
Nunca jamás salió nada bueno tras un pero, y desde luego no es como empieza ninguna historia de felicidad.
Saber escribir y además saber hacer journaling cuqui, un sueño, de momento, incumplido.
RECOMENDACIONES
A escribir
Rebajemos tanta intensidad un poco.
No digo que todo lo anterior hable de escribir, puede ser absolutamente cualquier cosa (y ojalá yo tuviese los mismos refuerzos para dibujar o cantar, cosas que nunca he sabido mejorar), pero hablo de lo que sé y en lo que me he formado. A escribir se aprende escribiendo y leyendo, pero también hay algún truquito.
Estando en la universidad fui a un curso de verano en Villablino (León) y allí aprendí:
Que el urogallo es un animal propio de la zona y en extinción.
Que una de las profesoras tenía un premio Emmy tras trabajar en Los Angeles.
Que hay una técnica muy sencilla para empezar textos… Yo casi nunca tiro de ella, pero a su vez pienso en ella muchísimo: es hacer juegos con las palabras. Elegir tres e incluirlas e un relato breve o simplemente coger un inicio y empezar a escribir y escribir…
Para esto viene genial internet, lo mismo puedes encontrar esos inicios diferentes fácilmente en Pinterest que incluso pedírselos la IA: siendo creativa es bastante paquete (menos mal) pero para despertar a los demás sí que vale… Esto es lo que me ha dado a mí, si alguien necesita más no tengo problema en ir poniéndolos (¡pero a cambio quiero ver resultados! ¡Ya veis que soy una crítica buenísima, siempre doy ánimos!):
Todo iba bien hasta que el gato decidió confesarlo todo en la cena de Navidad."
"Firmé el contrato sin leer la letra pequeña: vendí mi alma por WiFi ilimitado."
"Si me hubieran dicho que mi ex sería mi jefe... habría estudiado más fuerte para opositar."
"El problema no era que oyera voces, sino que tenían mejores ideas que yo."
"Me desperté casada, en Las Vegas y con trending topic... otra vez."
Una parrilla para el microondas
A mí me salen muchas veces en Instagram gentes enseñando cosas chulísimas para que te compres en Amazon y llevarse sus buenos céntimos de afiliación. Una de ellas fue una especie de parrilla que metes en el microondas y te hace el sándwich con marcas de grill y hasta el filete. Un I+D en toda regla.
Estuve indagando y hay una versión de Lekué (quienes si no) pero traigo el hack definitivo porque hay también en Lidl. Y ya sabemos todas lo que esto significa: mejor precio y calidad más que aceptable. Un exitazo.
Si yo tuviese sitio en casa, lo probaba, pero lamentablemente vais a tener que pedirlo y contármelo porque MI ACTUAL MARIDO LEE ESTA NEWSLETTER y necesito que el testeo lo haga otra persona y ya con datos fiables venimos aquí todas y lo convencemos para que me lo pueda comprar.
Dos virales en uno: el bolso de Uniqlo y el estampado vichy
Yo no sabré de astrología, pero de cosas que se llevan sí (todo no se puede y elegí esto). El bolso cruzado de Uniqlo es tan viral que lo han copiado (perdón, se han inspirado) en otras muchas marcas y ellos mismos no dejan de sacar versiones: en invierno de pana y ahora del estampado estrella de la primavera desde hace años; el cuadro vichy.
Es tan famoso este estampado que hay cuentas de Instagram dedicadas solo a buscarlo en tiendas. En cualquier momento surge una con rosa y rojo porque no me puede gustar algo a mí sola y ya está, necesariamente se acaba poniendo de una forma incomprensible porque estoy convencida de que tan influencer no soy.
Dicho todo esto, ahora creo que quiero el bolso porque tiene una relación comodidad/precio imbatible:
Una colección cuquísima de bolsos y mochilas
Me encanta todo lo que hace Mi Canesú, en general, y en particular esta nueva colección que ha hecho con Lula Mae Estudio. En el carrusel de la foto hay una mochila y una bolsa de fin de semana que me preguntó por qué Paulita (una de las dos socias de Mi Canesú) no les ha puesto mi nombre… Hay que ahorrar, chiquis, que es precioso y seguro que muy necesario (para algo).
Y más flores, pero en zapas
En cuanto llega la primavera empiezan a brotar las flores, pero no en la calle, que no se atreven a salir por si vuelve a caerles la lluvia torrencial encima, sino en la moda.
El último éxito de Adidas es su colección con Liberty London y estas zapatillas (que valen 120 eurazos) son mis favoritas:
No pongo enlace de compra porque según tu número de pie las encuentras en un sitio, en otro o en ninguno, están casi casi agotadas. Busca “adidas liberty” en Google y te salen.
Vuelve el esmorzaret
En los martescitos newsletter se habla menos del esmorzaret que en los martescitos de Stories, que en paz descansen. Quizá se me ha pasado la obsesión hasta que sepa que voy a volver. Valencia y entonces me dará superfuerte otra vez… Pero el esmorzaret siempre está en mi cora, y este video de El Comidista solo me lo ha recordado:
Y ya que hablamos de bocatas…
He descubierto este sitio en Madrid y se lo he mandado a Fran (aka mi BFF) y le he dicho:
Es el negocio que siempre creo que falta, un sitio de bocatas de calidad, y espero que no me defraude (aunque a mí ya todo me defrauda porque no me he hecho a los nuevos precios con la inflación):
Y esto es todo esta semana: espero haberos traído un poquito de felicidad, la mía también crece cada martes al ver que os gusta lo que comparto. Un win win.
Team bocadillos siempre. Dentrísimo del esmorzaret también.
Para nada creo que tengas los estándares de felicidad bajos, es más creo que eres muy muy inteligente, conformarse con lo que uno tiene y disfrutar de ello, ¿se puede pedir más? no lo creo. Un beso...