Cuando aún me sentía escritora (lo digo en pasado pero en realidad va y viene, ahora simplemente es que una editora me hizo ghosting y la vida luego se giró y, en fin, novela aparcadísima). Cuando me sentía escritora, digo, empecé una historia que se centraba en una única hora. Una con la que no llegué a obsesionarme pero me tomé como una constante: cada día la veía en el ordenador, en el teléfono, donde fuese. Cada día le pedía un deseo (absurdo, seguramente, porque siempre he pensado que pedir salud para los tuyos era de gente cutre… y ya ves).
Con la obsesión, empecé a darle vueltas a una historia que nunca fructificó. La hora era, por cierto, las 11.11.
De los adictos dicen que siempre son adictos a algo y simplemente cambian de adicción. Supongo que a mí me pasa igual, porque con el tiempo pasé de las 11.11. No daban para novela, qué más da. Pasé a obsesionarme con matrículas, que estaban (están) por todas partes. Y ahora vuelvo a mirar el reloj porque las 4 de la mañana se ha convertido en una hora clave.
Sobre todo porque una noche random de Semana Santa me desperté con insomnio sin motivo y después le he encontrado todo el sentido. Meses después aún me despierto exactamente a las 4AM. Tantas y tantas noches podrás verme ‘En línea’ a esa misma hora… Y, además, como lo principal ante una adicción creo que es darle significado y validarte (porque no vas a reconocer estar cucú, eso solo lo hago yo aquí y por las risas), me he acordado de una Ted Talk que casi es más bien monólogo que habla de las 4am y la importancia en el mundo.
Hay, incluso, una cuenta en Instagram que repasa las veces que se menciona esta hora en el arte…
Según la cultura popular, todo lo raro pasa a las 4 AM, se le dedican canciones, aparece en películas y es considerada la hora bruja, cuando los mundos de los vivos y los muertos eliminan barreras. Por supuesto, me vale como explicación. ¿Cómo no me va a valer si es justo lo que buscaba?
Quizá daría para novela, quizá ya le ha dado a suficiente gente previamente y no hace falta que yo escriba más de esto… ¿Qué puedo decir? No es que ahora mismo me sienta muy escritora, pero me viene fenomenal todo para mantener mi obsesiones y tonterías a punto.
RECOMENDACIONES
No ver al Labubu desnudo
No sé bien por qué traigo esto, supongo que para no estar sola. No tengo un Labubu ni lo quiero (sí tengo, en cambio, los nuevos Furbys mini, que son muy adorables, sobre todo porque Lana abraza y besa al suyo mucho más de lo que nos besa y abraza a las personas, algo ha debido ver en él/ella/elle para que le dé más amor que a mí que soy su sustento y alimento).
El caso es que en el Daily Mail aseguran que alguien en lo que algún día fue Twitter (y ahora es una especie de red social facha con un algoritmo nada objetivo) ha compartido el cuerpo de un Labubu sin su pelo. Yo me imaginaba que era así, muñecote, pero se ve que debajo hay algo con cuerpo como de personita y da un miedo terrible. Mi recomendación es no verlo, pero allá vosotras.
Tampoco te hagas esta camiseta
Hoy la cosa va de recomendar no hacer muchas cosas, a lo mejor es una temática por explorar, pero es que esto me parece muy muy muy demasiado. Ojo, que mi madre me llenó una camiseta de chupetes de esos de plástico que se llevaban en los 90 y fue mi favorita (salía hasta en mi foto del DNI), pero diría que está muchos pasos más atrás de lo que es este DIY. Que es que además tienes que ir dándole de comer al Tamagotchi.
Volver a cerámica
Esto es algo así como un propósito de septiembre que me encantaría poder cumplir (aunque está difícil) y por si acaso hay que ir cogiendo inspiraciones. Me encanta esta bandejita por forma y alegría de vivir. El estampado tipo tarta de cumpleaños es de las cosas más cuquis que ha inventado el ser humano, parece mentira que seamos la misma especie que ha inventado los Labubus (lo mismo el despertar de las 4am de hoy de muchas viene patrocinado por esa imagen del Labubu desnudo).
El mejor helado
Cada año innovamos muchísimo con los helados. Como haya algo que funcione, las marcas se ven obligadas a sacar versiones (el Maxibon tiene cada vez más y su precio es cada vez más desorbitado). Pero resulta que luego compras un simple sándwich de nata y resulta que está tan rico como recuerdas. Digo de nata porque cuesta encontrar nata/chocolate o vainilla/chocolate, que esa fue una mejora con sentido, pero ya nos entendemos.
El otro día compramos en casa unos Magnum almendrados, unos Maxibon y los sándwiches para el niño y… Adivina cuales queríamos todos. Sencillez, cada vez más.
Esta canción
Sonó el otro dia en una de las carrozas del Orgullo y, la verdad, me da pena que no hayamos ensalzado más este increíble temazo.
Un hotel al que quizá… Tampoco haya que ir
A ver, ya paro, ¿eh? Pero he visto este hotel que, a priori, y si eres como yo, es en plan: “Ay, qué cucada”. Pero a media que avanza el vídeo y con el ojo entrenado ya después de miles de horas en Instagram dices: MENUDO FAIL.
Es Ibiza, lo cual ya te da una pista, muy cuqui el coche, pero todo parece puesto como para su buena foto de Instagram, su rincón de flores falsas, todo plástico… Vamos a irnos de vacaciones sencillas también, por favor, con su refresco a la orilla del mar, sus aceitunas de aperitivo, sus siestas con chicharras… Cosas normales, que estamos hartas de postureo.
No sé a quien leí el otro día que hay una generación que ya solo conoce la realidad que se ve en redes sociales, por lo que su vida es un poco esperar que todo sea así (y enseñarlo así). No es nostalgia, es que hay que pararlo y volver a lo de verdad.
Y con este martescito ‘hater’ me despido. Hoy tengo un evento importante en el trabajo así que… ¡Deseadme suerte! Gracias por seguir aquí semana tras semana.
Nosotros hemos vuelto al helado de corte, así cada uno se sirve la cantidad que quiere con la galletita crujiente. He vuelto a la infancia y con ello he arrastrado a mis hijos.
Eres la persona menos hater de las haters... ojalá todas las newsletters haters fueran como la tuya, de odiar pero poco, con un tono conciliador.
Muy a favor de los veranos reales, porque basta de postureo cuando todos queremos siestas, helados y quejarnos del calor todo el tiempo.
Y sobre helados, siempre de sandwich pero de nata ñeñe... no me sienta bien, vainilla y chocolate siempre!