Martescitos de recomendaciones: Las varas de medir
El sistema métrico no funciona y nos vemos obligados a medir en campos de fútbol (o desayunos).
El sistema métrico no funciona. Ningún sistema de medición, de hecho. Que tengamos que decir que algo es como dos campos de fútbol para que nos entendamos dice muchas cosas de nosotros y ninguna buena. De mí, en concreto, dice lo que en realidad pienso: “Si lo miden en campos de fútbol ya debe de ser grande”, porque no tengo ni la más remota idea de lo que mide uno. Yo qué sé. Visto desde la grada se ve inmenso, en la tele tamaño estándar, y como no voy a ver ni a Taylor Swift ni a Luis Miguel, no sé cómo se verá desde el césped un estadio pero intuyo que infinito. También me parecía enorme mi casa cuando tiramos todas las paredes y no mide ni una esquinita de campo de fútbol.
La idea tontísima que vengo a defender es que, en realidad, cualquier medida, de lo que sea, es subjetiva, porque aunque sepas lo que mide medio metro (yo, por supuesto, lo sé, es una baldosa de mi cocina) siempre vas a comparar con algo para inmediatamente después determinar si es grande o pequeño, no hay más. Las comparaciones, en este caso, no son odiosas, son necesarias.
Cuando hablamos de un kilo de algo me imagino un paquete de pasta recién comprado, así que tampoco sé exactamente cuánto pesa un kilo a no ser que levante ese paquete. De nuevo, ¿es mucho, es poco? Depende para qué. Recientemente he hecho unos ejercicios que me ha mandado mi amiga Patri Rivera y después de 7 minutos levantando dos paquetes de pasta1 (unos fideos y una polenta), dos kilos son UN MONTÓN.
Con el precio de las cosas pasa exactamente igual. Primero traducíamos a pesetas (los que estábamos vivos por entonces). Eso rápidamente perdió el sentido porque ya nada costaba como cuando las pesetas así que yo por lo menos tuve que buscarme una nueva forma de medir; durante mucho tiempo medí las cosas en vaqueros de Zara: ¿60 euros? ¡Eso son dos vaqueros de Zara! Pero ahora ya, con esta inflación loca que dicen que ya no es tanta pero aquí nadie ha bajado el precio, ni los vaqueros cuestan eso, así que, honestamente, estaba perdida porque si no tengo mi propia vara de medir, como llevo medio texto intentando demostrar, no puedo tomar decisiones… Hasta ahora.
Tan perdida estaba con el dinero como que no tenía claro si era una exageración pensar que los precios de las cosas (la comida) habían empezado a ser estratosféricos. Al menos en Madrid dan para llenar estadios.
Así que, por si a alguien le resulta práctico, traigo el concepto ‘Desayuno Bradshaw’, mi nueva referencia económica para medir lo caro que es algo. Este desayuno se caracteriza por costar mucho, es el equivalente mañanero a un campo de fútbol. La cosa va así: a mí, que me cobren 20 euros por tres zumos, un pincho de tortilla y dos tostadas de pan con tomate me parece caro. Tanto me dolió (porque está basado en hechos reales), que al menos puedo sacarle partido usándolo para medir el resto de cosas del mundo: fui a Ikea y vi una sartén de acero inoxidable (la gente que sigo en Instagram me ha convencido de que abandone el teflón2), ¿menos de 20 euros? Evidentemente, a la bolsa. Apunto al niño a natación, ¿21 euros por cuatro clases al mes?, renta más que un desayuno, apuntado. La vida ya solo se mide en la cantidad, calidad y tiempo de disfrute que aportó el ‘Desayuno Bradshaw’. Fue poco. Piensa en él la próxima vez que veas un precio (recuerda, 20 euros por unas tostadas, unos zumos y un pincho) y al menos sentiré que mi gasto no fue en vano3.
¿Tú también utilizas cosas curiosas como referencia?
Una especialista en Vinted
¿Vendes en Vinted? ¿Te gustaría comprar como esa gente que encuentra chollazos? Esa gente existe y es Naira, conocida como Recoolez, que lleva toda su vida revolviendo entre perchas de ropa vintage y tiene en su cuenta un canal privado en el que comparte todo lo guay que encuentra en la app que ha convertido la ropa usada en mainstream. Yo llevo unas semanas suscrita (Instagram no me dejaba hacerlo, supongo que el mal rollo entre Mark Zuckerberg y yo ha empezado a ser mutuo) y ya he picado con dos blusas (haremos como que todo lo que me animó a comprar previamente y está en mi armario no cuenta). Cuando coge una microtendencia actual y la encuentra en formato vintage es que lo borda.
Café para los muy cafeteros
Vengo a coger esta pedantísima frase y tirarla al barro. Vamos, que en la sección de canciones para el recuerdo os traigo a los Backstreet Boys. Era cuestión de tiempo que esto pasara, pero ya que solo van a darle al play lxs que viviesen una adolescencia de fan, traigo una versión que seguro les gustará. Es el famoso concierto del grupo en Alemania que vendían en VHS y que yo por lo menos vi 150.000 veces. No me digas, si es que eran un cuadro, pero los queremos igual. Esta se la dedico a las amigas fanes que he conocido ya de adulta, Erika, Cris, Mariana, os quiero.
Papel de hojaldre
Como cuando te comes un cruasán y le vas quitando capas como si lo pelaras. Pues ahora venden esas capas. ¿Por qué? ¿Para qué? No tengo ni idea, desde que hice introspección con la coach no me hago tantas preguntas, solo sé que molaría comerse 3 paquetes seguidos despegando papeles hojaldrados. La fiebre cruasantera ha tocado techo con esto, es hora de pasar a otra adicción.
Hazme caso; hemos tocado techo y fondo a la vez:
Las tortillas de las que aún se habla
De estas tortillas se habla para bien (y eso que también son caras, nivel ‘Desayuno Bradshaw’ pero la subjetividad es clave, lo merecen). No sé si te ha salido alguna vez en Instagram una tortilla de Mantequerías Pirenaicas. Si es así, te acordarías porque ya en foto parecen estar buenísimas… Pero en persona son inolvidables. En nuestro último viaje a Barcelona fuimos a ver a nuestros amigos Esther/Guillem/Júlia y las probamos en su casa. Puede que pidiésemos de más y aún estén comiendo de esas tortillas y por eso aún seguimos hablando de ellas, pero también puede ser que la de chorizo merezca que reserves un hotel si no vives allí y te des un homenaje.
El hack de la vida: tienes un infinitas cuentas de correo y no lo sabes
Este hack para la vida online me encanta y llevo años usándolo. Por si no lo sabes, cuando tienes una cuenta de Gmail en realidad tienes infinitas cuentas y te voy a contar para qué las uso yo porque aquí hay dos trucos en uno:
Puedes ponerle o quitarle los puntos que quieras a tu dirección de correo y seguirás recibiéndolos sin problemas. Imagínate que existiese la cuenta martescitosrecomendaciones@gmail.com, podrías registrarte en alguna web con martescitos.recomendaciones@gmail.com, en otra con martescitos.r.e.c.o.m.e.n.d.a.c.i.o.n.e.s@gmail y así como quisieras. Viene muy bien cuando en algunas webs te dan un código de descuento para el primer pedido pero yo esto no te lo he dicho.
Otro truco es el de añadir un +. Este es genialísimo porque puedes registrarte en una web e identificar si esa web te está mandando spam por otro sitio. Eso o utilizarlo para categorizar los correos que te lleguen pero eso ya requiere disponer de un tiempo y unas ganas que seguramente no tengas. Siguiendo el ejemplo anterior, sería tan fácil como poner martescitosrecomendaciones+familia@gmail.com (para los correos de tu familia), martescitosrecomendaciones+newsletters@gmail.com (para poder saber qué es newsletter y qué propaganda, de momento se distinguen) y así.
¿El mejor aperitivo? Confirmamos
En la Comunidad Valenciana saben cosas. Saben de la vida. El otro día, gracias a Burgoslandia, descubrí que uno de mis aperitivos/platos favoritos tiene su lugar en la misma tierra en la que crearon el esmorzaret. Si esto no es motivo para amar Novelda, un lugar que hasta ahora era un nombre más en la carretera de camino a Alicante, dime tú:
Acabemos de una vez, pero con un meme
"Mi rasgo característico milenial es que las compras grandes deben tener lugar en la pantalla grande del ordenador." "Comprar vuelos en el móvil es una locura. Eso es tarea de ordenador."
Gracias por estar ahí una semana más, en la que quiero hacer una dedicatoria especial a Pedro, volvió ayer a trabajar y ya le parece un poco el día de la marmota. Yo sufro por él y por mí doble, ya me queda menos para volver a mí porque para sorpresa de nadie no soy rica. Como siempre, no te olvides de mandarme piropos, ideas y sugerencias, que estos martescitos son de todxs.
Porque le he preguntado a mi hermano si tenía mancuernas de un kilo y me dijo que esa pregunta era ofensiva y que evidentemente no. Por cierto, mejor la polenta que los fideos para este fin.
Algo que no consiguió ‘Dark waters’, la peli que habla de los problemas con el teflón (en Prime Video), lo ha conseguido random vídeo de Instagram.
Lo fue.
Pero bueno, las cosas que voy aprendiendo (corre a hacer cuentas infinitas de panepanna+mierdas@gmail.com). Y desde ya adopto la expresión Desayuno Bradshaw. ¡Gracias!
Las compras grandes en el móvil siempre, aunque he pecado en temas de viajes alguna vez y me he puesto muy nerviosa.