Martescito de recomendaciones: solo necesitas un móvil y un armario
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La semana pasada hablé aquí de mi adicción al móvil, algo que creo que compartimos en mayor o menor medida casi todxs.
Tras varias conversaciones privadas, pensé que sería buena idea buscar qué excusas nos ponemos para coger el teléfono una y otra vez. He indagado un poco, porque una vez más descubro con sorpresa que no soy única en este mundo. Otra diría con emoción “no estoy sola”, pero yo es que tengo un afán por destacar…
Hay estudios que dicen que actualmente tenemos la costumbre mirar el móvil, de media, una vez cada 3 minutos. UNA VEZ CADA 3 MINUTOS. Tambien que un usuario suele tocar su teléfono unas 2617 veces cada día. Léelo bien. No pienso contabilizar las mías, aunque fuesen una décima parte me parecerían demasiadas.
Mis excusas, como mi vida, van cambiando: que trabajo con el móvil, como muchxs, que soy madre lactante y algo tengo que hacer con la mano libre, que tengo que buscar esto, aquello, lo otro, que tengo que anotar algo, escribir a alguien… De todo.
No voy a hacer públicas las excusas que recibí por Insta pero si mandaste la tuya tienes que saber que he tenido todas en cuenta para buscar posibles soluciones.
No tengo una llave mágica, no soy experta en adicciones y, como decís alguien en un video que vi esta semana en Insta (lo sé, lo sé, ironía y eso), la gente más inteligente del mundo trabaja para que no nos despeguemos de nuestro móvil.
Estoy convencidísima de que muchos de los problemas que vivimos tienen esto como origen (el gran agotamiento, los altos niveles de ansiedad, la ruptura de las amistades profundas, la poca movilización y protesta social ante problemas graves, el descontento general, la falta de capacidad de concentración… y podría seguir), así que merece la pena hacer pequeños esfuerzos. O grandes, que cada cual elija. Yo ya lo estoy intentando (ahora te cuento el resultado) y me encantaría saber si alguien más se apunta (esto es como hacer dieta o ir al gym, te motivas más en compañía).
Estas son algunas ideas (mías y tras una larga investigación por diferentes estudios y datos de expertos):
Quitarse las redes sociales: yo por mi trabajo, por ejemplo, no puedo, así que no aplica del todo… Podemos ir con una versión light: yo en mi móvil no tengo TikTok, tampoco Twitter (lo borre antes de llamarse X), ni Facebook. Solo Instagram. Que, ojo, no es poco. Como conté la semana pasada, tengo un aviso para cerrarlo si paso más de media hora ahí (que siempre ignoro) y además está en la última pantalla de mi móvil: para abrirla tengo que ser medianamente consciente y eso hace que muchas veces me lo piense más.
Convencerte: el otro día estuve con mi amiga María y se nos cayó el mundo a los pies al ver cuánto tiempo dedicábamos al día al móvil y en concreto a Insta. El primer paso es hacer como en las pelis: hola, me llamo Araceli y soy adicta. Si nos diesen una chapita igual nos motivábamos más.
Barreras físicas: dejar el móvil en la entrada de casa o dentro de un armario. Te costará olvidarte todo el rato de tu teléfono pero seguro que tardas más en ir a buscarlo. Está demostrado que poner barreras físicas ayuda
Desactivar todo menos lo importante: yo ya lo he hecho (y no sé si me da más angustia y lo miro más). He desactivado todos los mensajes salvo los de dos personas importantes: al llegar determinada hora o al llegar a mi casa el móvil entra en modo desconexión. Estaría bien que supiese además dejar todas las llamadas con sonido pero mi brecha digital no es culpa suya. Recordemos que si no respondemos inmediatamente a todos los mensajes nadie esperará que respondamos inmediatamente a todos los mensajes, no sé si me explico. Tengo que decir que de momento ha funcionado ligeramente, aporto prueba de mi consumo de esta semana… Lo puse el miércoles (el día que más se notó), veremos si se mantiene en el tiempo.
Lo de que no hay que responder o mirar el móvil constantemente para ver o dar actualizaciones de algo incluye enfermedades y trabajo: nadie dice que tengas que estar constantemente mirando mensajes, respondiéndolos o verificando si todo en tu salud va bien. Deja el móvil apartado y fija las horas clave en las que tienes que consultarlo (aunque en tu móvil se registren mediciones médicas no hace falta mirarlo CADA TRES MINUTOS). Los autónomos no están hechos de otra pasta: también pueden fijarse horarios, correos a horas determinadas o, si tienes equipo y tiene que decirte algo en lo que te marques de tiempo libre de móvil; pacta unas llamadas de control. La determinación aquí es clave. Soy consciente, no obstante, de que esa situación es la más complicada de todas.
Hay que comprarse un reloj despertador (Alexa también puede servir). La excusa de poner la alarma la hemos usado todxs.
Si hace falta, también un reloj de pulsera.
Evidentemente, dejar el móvil cargando en el salón sería el siguiente paso.
Las fotos: o bien sacas el móvil solo para hacer la foto y listo, conscientemente, o haces como los chavales y llevas una cámara digital. Como lo lees. Instax ha sacado una cámara digital chiquitita que puede ir a todas partes. Yo cuando la vi pensé que no tenía utilidad si ya llevo el móvil pero ahora me parece que es lo que me va a ayudar a olvidarme de él.
Un paso grande sería volver atrás. Un móvil básico. No sé si es viable o quizá habría que combinar smartphone con móvil sencillo pero en Aliexpress venden móviles con poquísimas funcionalidades y muy baratos. Los he visto enanos por 20 euros. Volvemos a los SMS y todos felices.
Obligarte a no usar el móvil: yo me enfadaba mucho al ver a todo el mundo en el bus y el metro mirando sus pantallas. El típico “parecemos todos gili…” Como no quería meterme en el mismo saco, me llevo un libro: hacia el trabajo voy leyendo y a la vuelta disfrutando del paisaje, aunque sea siempre el mismo. Mirar el cielo o un rato a tus pensamientos tampoco viene mal. He empezado por ese pequeño rato que es el que me molestaba a mí, pero convendría aumentar.
Las búsquedas: yo también soy adicta. De cosas, vídeos, aprendizajes, compras… de todo, y todo necesita infinitas búsquedas. Consumo muchísimo contenido de internet y siempre tengo algo que buscar. Mi propuesta es tener una libretita a mano (en el bolso o el bolsillo) con un boli chiquitín y apuntar todo lo que buscaríamos. O todo lo que harías en el bloc de notas del móvil (parece de perogrullo recordar que los blocs de notas existen de verdad). Todo lo que quieras buscar, comprar, organizar, ahí. Y destina un tiempo en el ordenador (la navegación suele ser más limitada) a la semana para gestionar todo eso. Si a la semana se te hace fuerte dedica un tiempo cada dos días, lo que sepas que no te va a generar vértigo.
Y de momento, eso es. Aparte de leer, meditar, ver la tele, buscar hobbies y similar, que también ayuda, pero a ver si somos capaces de empezar a concentrarnos en ello.
Yo de momento he disminuido el tiempo de móvil jugando a la consola. Lo que viene siendo hacer un pan con unas tortas, cambiar una adicción por otra o algo así. Pero bueno, algo es…
Pero venga, nos damos el verano y a ver si en septiembre hemos mejorado.
Cancelando a las personas y cosas
Por si mis comentarios habituales no habían sido claros, a veces me molestan las personas. De hecho, no descarto usar el móvil para evadirme de la gente así que tengo dos problemas que solucionar. Simplemente, que alguna gente viva y comparta espacio y tiempo conmigo ya supone una molestia. Así que cuando mi amiga Bea recomendó unos tapones maravillosos los pedí, y ahora que por fin los he probado doy fe de que son cómodos y realmente cancelan los ruidos de una forma natural. Me encantan (y no solo porque el estuche sea monísimo, pero ayuda). De cómo acabamos hablando mal de nuestros maridos el día que me los recomendó no voy a dar más detalles pero no entiendo el drama en los Bridgerton cuando no quieren dormir separados: es el sueño de muchas.
La sudadera del próximo invierno
Ya sé que estamos a 3000 grados a la sombra. Recuerdo que no tengo piscina municipal, solo con pensarlo yo ya me pongo en 5000 grados, pero una persona a la que le fascinan las cosas bonitas nunca descansa y en mi cabeza siempre sobrevuela una frase: “el invierno volverá” (si la compra aplica a Navidad cambio la frase, o verano, o lo que toque para justificar). Pero bueno, que diría sin miedo a equivocarme que ya vamos tarde necesitando esta preciosidad de sudadera
Un kebab caserito
Mi amiga Rosa dice que yo no valgo recomendando kebabs porque no me gustan. Yo creo que el hecho de que los kebabs guarros no me gusten pero el concepto sí me hace una excelente recomendadora. Además, esta es mi newsletter y mando yo, así que aquí va una recomendación: un kebab fácil en casa. Yo a veces compro ese mismo pollo de kebab pero en mi carnicero, simplemente porque el de Mercadona tiene ya un precio que como vengas con hambre te sale mejor ir a cenar a SteetXo. El caso es que esta combinación está buenísima, piparra incluida.
Otra cosa que lleva piparra
Es esta camiseta que deseo con todas mis fuerzas.
Mejor que las velas de números
A veces nos gastamos dinero en cosas porque no tenemos tiempo de hacerlas y eso se vale. Pero muchas otras las compramos porque no sabemos que podemos hacerlas nosotros… Este es un claro caso, mejor que las velas de número porque además es comestible.
Los directos de Rosi Denis Shop
Estoy enganchadísima a los directos de una tienda de moda de La Línea de la Concepcion (Cádiz). Es la tienda de la madre de mi amiga Rosa (ya van dos veces que la nombro hoy, qué pesada soy) y no me pierdo ni un directo de los domingos. Es más, los voy comentando con Pedro en el momento: es difícil que me guste una tienda y que me pille más lejos que esta, pero me encanta ver todo lo que sacan, la gracia que tienen y cómo su público entra al trapo (literal). Les falta tener tienda online (para contentarme a mí, básicamente), pero en cada conexión descubro algo que quería, esta semana es un mono y una alfombra. Marketing puro y duro, me he hecho fan.
Y hasta aquí la chapa de hoy. La semana que viene será el último MARTESCITO de la temporada (oooh) ,volveré en septiembre (bieeen) quizá ya un poco menos adicta al móvil (o un poco más, quién sabe), quizá me habré pasado el juego de Disney, todo es posible1.
Como ‘Todo es posible en América’, mi único libro por el momento. Si lo encuentras disponible en algún sitio, te lo puedes leer cuando haga el parón vacacional, es lo que está haciendo mi amiga María, que se ve que no ha acabado saturada de mí y necesita más.