Martescito de recomendaciones: imbécil es un te quiero silencioso
No me fío de la gente que luce su amor en redes, pero si me insultas con gracia pienso: “Te cacé, tú me quieres”.
Está internet lleno (y por internet hablo de las redes sociales, que ya nadie mira ná más que eso) de explicaciones de cómo debe de ser una amistad. Los famosos “ahí no es” o “etiqueta a tu amiga” pensados para que compartamos y demos engagement. Qué pesadez de redes convertidas en mercados, así lo digo.
Siento que Mark Zuckerberg solo tiene un método de trabajo: estropear lo que toca, y estamos viviendo la desaparición lenta de Instagram.
El modo de tocar fondo ha sido la aparición de todo tipo de mensajes de empoderamiento, todos partiendo de lugares comunes para gustar a cuanta más gente mejor: para maternidad, mujeres, trabajos, parejas, runners y también amistad. Que si tienes que buscar amigos que se alegren más por tus logros que por los suyos, que si la verdadera amistad es encontrar a alguien con quien estar en silencio… Muchos consejos como si todo fuese así de sencillo y como si no supiésemos que la mayoría de las amistades ahora mismo quedan para supuestamente hacer algo juntxs pero desperdiciar el tiempo en común mirando sus móviles. Por supuesto, yo no, ni tú, hablo de OTRA GENTE.
Perdóname si te digo que, a veces, esos mensajes de falsa psicología se equivocan, que quizá lo único que necesitas un día es que un amigo te insulte, con cariño, creo, reírte porque además sabes que es verdad, y entonces ahí sí que sí, “ahí sí es”. Ya lo dijo Shakespeare (en teoría1): “Un amigo es uno que te conoce tal y como eres, entiende dónde has estado, acepta en lo que te has convertido y aún así, te permite crecer.” Lo de insultarse queda implícito (muy sutilmente, tan sutil que puedes leer la frase veinte veces y no verlo, pero déjame a mí que yo sé).
Ya sé que esto que digo de encontrar el amor en el insulto es un poco de llevarse las manos a la cabeza, va en contra de cualquier buenismo de redes, y en general yo también te diría que no hay que tolerar ningún tipo de violencia, pero creo que me entiende todo el mundo cuando digo que a veces un amigo te llama imbécil y a ti te sale responder con un “jajaja” porque es verdad y porque en ese insulto van conocimiento, confianza y un millón de lazos invisibles conectando su vida y la tuya.
Yo sé que mi amigo no le dice imbécil a cualquiera, que no le dirá a nadie que soy imbécil y que nadie se atreverá a llamarme imbécil en su presencia. Eso es amor.
Y es una historia en común. Soy imbécil, o lo que es lo mismo y según la RAE, tengo falta de inteligencia, porque a veces, es verdad, las lío pardas. Mas por despiste que por imbecilidad, pero el insulto no queda tan potente. Por ese rasgo mío mi amigo ha pasado los mayores momentos de vergüenza de su vida, y son unos cuantos, como por ejemplo la vez que me puse a hablar mal de los taxistas dentro de un taxi (se me olvidó dónde estábamos) o todas las veces que no he captado las señales telepáticas que me hacía y he dicho/hecho lo que no debía.
Soy muy imbécil si me das la confianza suficiente, pero sobre todo soy su imbécil. Y cuando lo dice yo sé lo que significa: te quiero. Qué quieres que te diga, eso es difícil ponerlo en un post bonito de Instagram, pero tiene más verdad que cualquier afirmación cutre y generalista.
Yo también te quiero, imbécil2.
Una canción remember: no seas una bolsa de plástico
Ya sé que me he puesto un poco moñas hablando de amistad, amor y esas cosas, así que vamos a cambiar el rumbo de esta newsletter antes de que sea demasiado ñoña… Vamos con una canción de las de subir el volumen y cantar a gritos:
Con la máquina de coser: juguetes y cositas
Nunca es tarde si la dicha es buena pero he desperdiciado media vida sin saber coser y ahora me arrepiento. ¡La de cosas que podía haber hecho! Sigo sin saber, por supuesto, pero como con todas las cosas que nunca haré me he creado una carpeta de proyectos y, antes de hacer una colección de ropa mucho más currada que la de Victoria Beckham para Mango (no es difícil), quiero hacer comiditas de tela. Esta mujer vende sus productos pero comparte en Insta cómo hacerlos… La verdad, qué maja.
Descubre sitios a tu alrededor
Muy práctico cuando vas de viaje y divertido para hacer desde tu casa: con este geolocalizador puedes descubrir qué sitios interesantes tienes cerca y leer su historia en Wikipedia. Ya solo falta que lo inventen con personas para todas esas veces que no recuerdo nombres o historias de la gente con la que coincido.
Un hack de frigo: para beber agua
Tengo claro que si tuviese un frigorífico de esos con grifo en la puerta bebería más, también tengo claro que si eso fuese real encontraría una excusa para beber lo mismo que ahora, que es poco, muy poco. Sin embargo, desde el verano pasado he encontrado un sustituto que si bien no ha conseguido que aumente considerablemente mi consumo de agua, cuando lo hago pienso: “Qué rica”. Y no es por vivir en Madrid, que ya vivía de antes y la verdad es que no cambiaba mucho el tema. Casi un año agradeciendo esta compra cada vez que bebo agua es estar más que satisfecha con la compra, así que la comparto.
Se trata de un bidón de 3 litros con grifo que tengo en la nevera (y ha estado ahí todo el invierno a pesar de que hubo gente que lo quiso sacar de ahí). Ya está, no tiene más historia. Lo tengo ahí, me voy echando agua con el grifo y tan feliz. Yo lo compré en el Corte Chino (que no es una manera xenófoba de llamar al bazar del barrio, es que se llama así), va libre de BPA (y otras siglas que nunca recuerdo) y seguramente puedas encontrarlo en tu zona (y si no, como siempre, en Google hay muchas opciones a domicilio).
Un cono de flan
Se podría decir que no soy muy de helados3. A ver, no soy muy de helados de bola, porque en cuanto sale un rayito de sol mi congelador se llena de Maxibon (sobre todo cuando hacen oferta en AhorraMás o Carrefour, los únicos que bajan los precios porque HOLA QUÉ LLEVA LA GALLETA, DIAMANTES?). Pero bueno, que lo que venía a decir es que me ha gustado mucho esta cosa tan cuca porque es un poco como hacer un helado sin helado y como si el cucurucho fuesen unas filloas.
Una mesa para los Lego
Esto es muy de los antiguos martescitos, donde también recomendaba cosas que no podíamos permitirnos o solo disfrutábamos viendo. Es el caso. Aunque diré que yo lo he guardado en la carpeta de mi improbable casa de vacaciones. Ni la tengo ni parece que la vaya a tener, pero en algún sitio tenía que verter todas esas cosas que quisiera tener alguna vez y que no se pierdan. Lo mejor de esta mesa es todo, hasta las supletorias para los snacks, pero cuando lo ves varias veces te acabas fijando en cosas loquísimas.4 Lo que decíamos antes, lo de buscar engagement empieza a ser durísimo.
Unos calcetines que son siete veces más fuertes que tú
Sí, la nostalgia llega también hasta los calcetines, que a veces es el sitio secreto donde esconder lo que verdaderamente te gusta. ¿Recuerdas que dije que yo disimulo y me hago la persona adulta casi siempre? Eso incluye vestirme como una persona adulta y funcional. Te la puedo colar muchas veces (otras directamente no) y en el interior llevar cosas muy mías como un homenaje a David el Gnomo. Aún recuerdo lo que lloré con su trágico final (no hago spoiler del todo) y me hace tremenda ilusión que Óliver se haya aprendido la canción de la serie en el cole. Ahora existen estos calcetines (de persona que simula ser adulta) en Somos Océano (que, entre otras cosas, tienen también calcetines oficiales de Almodóvar).
Esto es todo por esta semana: se aceptan comentarios, mensajes, sugerencias, piropos y regalos, en menos de una semana vuelvo a trabajar y necesito cualquier cosa que me haga pasar esta pena.
El enlace más visitado la semana pasada fue el vídeo de regalar libros de Elsie Larson. Espero que alguien lo ponga en práctica, es precioso.
Yo no sé por qué solo me ha dado por poner en duda todo lo que concierne a Shakespeare, pero así es.
Aquí la nota de voz que inspiró estos pensamientos. Creo que solo se oye en la versión web de la newsletter y no en el mail. Merece la pena.
Mi amigo el del texto puede dar fe de que una vez les hice recorrer medio Madrid para llegar a una heladería y no pedirme nada. Peor aún, acabé probando el helado de otro pellizcándolo (¿?)
¿Con qué corta la caja? ¿Por qué salen crackers de la caja de cereales? ¿Por qué una galleta al final?
Pero a ver, la mesa de lego solo vale si haces algo plano, no? Para poder dejarlo a medias y luego seguir... En casa, que tenemos medio Hogwarts y Arendelle entero tenemos que tenerlo en superficie, dentro de esa mesa no cabe nada. Que lo hace por el picoteo? Pues vale, pero lo de los legos es una milonga.
Me encantan los martescitos, como sugerencia los lanzaría un poco antes que a las 7:50 estoy acabando de desayunar y me da rabia no poderlo leer mientras 🤪
Esa mesa, por dios, esa mesa.....