Martescito de recomendaciones: el trabajo no dignifica, la ropa puede que sí
Yo era digna también sin trabajar. Ahora quiero ser otra persona y este es mi truco para conseguirlo.
He vuelto a trabajar. Lo llevo avisando desde que empecé esta newsletter y, bueno, pues que no mentía, que estoy de camino a la oficina por segundo día consecutivo. Os ahorraré los detalles, las lágrimas y la pereza y os resumiré el asunto diciendo que tengo una reunión que implica excels hoy mismo.
Honestamente, Perrosanxe u sus opositores pueden decir lo que quieran y animarnos a salir a la calle a protestar por lo que consideren pero yo creo que todos nuestros problemas se resolverían siendo ricos y dejando que las máquinas se encarguen por fin de todo. ¿De qué nos sirve tenerlas, eliminando puestos de trabajo por robots e IA si tenemos que pegarnos por los escasos trabajos que nos dejan? Somos tontos, es más fácil lo que yo propongo.
En fin, como eso DE MOMENTO no está pasando (y mi plan necesita detalles, ya lo sé), yo, sin quererlo, me he montado una peliculita de vuelta al trabajo. Ahora soy una nueva persona.
Ha sido sin querer y como parte de mi yo consumista que está presente en casi todas mis versiones, presentes, futuras o pasadas.
Cuando pensaba en la vuelta al trabajo solo una cosa me hacía ilusión: estrenar ropa (nueva o vintage, para mí estrenar es que yo me lo ponga por primera vez). Así que me compré pantalones y los guardé para no gastarlos antes. Compré vestidos. Compré blusas. Compré bailarinas (de hecho las compré antes siquiera de haber dejado temporalmente de trabajar). Y resulta que todo lo que compré fue pensando en mi nueva personalidad. Es la ropa de quien quiero ser, y no de quien acabo siendo.
¿No te pasa? (Dime que sí, por favor, necesito apoyos).
Realmente es cuando vas a la peluquería y de verdad de la buena que quieres ser la persona que sale de allí (con suerte: otras… bueno, no vamos a hablar de eso que seguro que hay unas cuantas heridas abiertas de estropicios capilares por ahí).
El giro de guion, que por supuesto existe, también te lo esperas. Yo sin duda quiero ser esa chica de ondas perfectas y flequillo que cae alegremente por su cara… Pero la vida me lleva acabar con coleta, flequillo sujeto con horquillas y/o un peinado estratégico para disimular que mi nuca es toda una rasta.
La traducción de todo esto en mi nuevo armario de persona elegante, actual, casual y estilosa (sí, sí, todo eso dice mi ropa nueva) es que también me he comprado camisetas. Camisetas estampadas, con mensaje y diseño chuli, mis favoritas. Me digo que son parte de esa nueva yo, que las llevaré bajo americanas, combinadas con pulseras de diseño y pantalones de pinzas… En mi cabeza salgo en todos los instagrams de streetstyle.
Y ya con las caretas fuera: todxs sabemos que esas camisetas son carne de vaqueros y zapatillas, que es en realidad en lo que tenía que haber invertido… Pero déjame, ese gasto lo dejo para el bajón de haber vuelto a trabajar que a medida que pienso en esos excels empiezo a notar que se avecina. Voy a ver si alguien me compra la idea de ser ricxs y puedo financiarme todas estas personalidades que tengo.
La Coca Cola, como debe ser
Si hay algo que disfruto de esta newsletter es ver que no estoy sola en mis muchas tonterías. Por ejemplo, que soy una sibarita de la Coca Cola y no estoy sola. En mi caso debe ir siempre siempre con hielo. También debe estar fabricada en España: conté en Instagram que me dieron una de Alemania la semana pasada y casi hacemos un ranking de las que peor saben y, curiosamente, Estados Unidos no hace las mejores cocacolas. Para nuestro gusto español, lo americano suele saber demasiado dulce casi siempre (os lo digo yo que veo las reacciones a las tartas de Costco habitualmente). Todo esto me recordó a un documental muy cortito (en inglés) que vi hace unos meses y que explica la relación perfecta de McDonald’s y Coca Cola: todo lo que hacen para que en sus restaurantes se sirva la versión más pura de esta bebida. Quédate con esto: para Coca Cola, los países donde más se vende su producto son México, Estados Unidos, Brasil, Canadá y McDonald’s.
Un recordatorio
Ya solo quedan 32 lunes hasta Navidad. 1
Porque esta podría ser yo si tuviese una casa americana o mi propio pueblo…
Un postrecito que quita antojos de choco
Leía el otro día cómo puedes intuir si una receta que ves en Instagram es de fiar. Básicamente, si saldrá bien y estará buena, algo que con las recetas saludables sube la apuesta porque a veces ni están ricas ni son tan sanas… Uno de los consejos decía que mirases el perfil de quien ha hecho la receta y veas si tiene una trayectoria. Ya te digo yo que sin haber probado este postre, si es de las Fit Happy Sisters es muy de fiar.
Canción para desafinar
Si te pones esta canción y no acabas gritando: “Y yo el calóooOOoo0oooooRRO QUE TE ARROPA” es que no tienes sangre en las venas.
Por qué pagar a manicuristas
Creo que poca gente tiene el don de hacerse bien la manicura. Yo no lo tengo (todo no se puede), así que elijo pagar antes que acabar siendo este meme (que lo fui durante mucho tiempo, evidentemente).
Dibujar… ¿Ahora es fácil?
Cómo se nota que vengo de bajona porque solo pienso en todos los dones que quiero y no tengo. El de dibujar es uno de los que más me duele y además veo que en cualquier momento Óliver empieza a ser más pro que yo porque no es difícil. El caso es que con este video pienso: “Esto puedo hacerlo yo”. ¿Lo he probado? Evidentemente no, ya te he dicho que ayer volví a trabajar, así que la semana pasada no tuve tiempo de ocio porque estaba lamentándome fuerte.
Una sudadera preciosa
Conozco a mi público. Sé que hay muchas (somos mayoría de chicas por aquí, que se note) a las que la unión de rosa y rojo aún les suena a “puñetazo en el ojo”. Pero también somos unas cuantas a las que nos fascina (lo sé porque las servilletas de Primark que saqué hace unos días en Instagram levantaron pasiones). También sé que no todas estamos en el rollo piedras, Luna y esas cosas pero yo por ejemplo estoy en el camino de aprender. Lo hago con la newsletter de mi amiga Bea, a la que conoceréis seguramente por lo bien que dibuja (y si sabéis más, recordaréis que la engañé para que me hiciera las invitaciones de mi boda). El caso es que esta sudadera con la que lleva haciéndonos hype unas semanas es preciosa, por los colores y porque une eso, los cristales (a los que yo sigo llamando piedras como una cateta, ya lo has visto) y el café. La quiero muchísimo y ahora tiene unas cuantas a la venta, solo hay que preguntarle en su Insta.
Un mercadillo de antigüedades
Ahora que hemos descubierto que la segunda mano también mola (gracias a Vinted, básicamente), resulta que las antigüedades para casa también pueden ser bonitas y económicas. Si vives en Madrid, en Las Rozas hacen un mercadillo el tercer sábado de cada mes… Yo no he ido (hoy estoy a tope: esta receta no la he probado, yo de cristales no sé, este mercadillo ni me preguntes…) pero tiene pinta de ser el típico sitio al que necesito ir sola para ver tranquilamente y a la vez acompañada para que me frenen comprando.
Una Nintendo (legal) en el iPhone
Resulta que hay una app aprobada por Apple (que se tiene que descargar en su enlace y no en la App Store, me leí los motivos y básicamente es la única plataforma que Apple permite que exista fuera de ahí y en la que dejan que la gente suba sus aplicaciones pequeñitas de manera altruista) con la que puedes tener un emulador de Nintendo en el móvil. Se llama Delta y ya sé hasta la trayectoria de sus creadores porque las noches de lactancia cunden. Me está faltando tiempo para bajármela porque como mucha gente solo le pido a la vida tener el Super Mario (y encima sin anuncios). La app cuesta 1,50 euros anuales (también hay una larga explicación para esto pero os la ahorro diciendo que es necesaria para cubrir unos gastos que pide Apple y ya). Creo que con esto ya podemos borrar cualquier red social porque qué falta nos va a hacer ya, ninguna.
Y esto es todo esta semana, que no es poco teniendo en cuenta que ya noto el estrés metiéndose en mi cuerpo. Agradezco piropos, regalos y sugerencias (de hecho he empezado a mandar este mail unos minutos antes ante una sugerencia, no digo que siempre vaya a ser así o siempre haga caso pero hay que aprovechar mis momentos bajos).
El enlace más visitado la semana pasada fue el Wikipedia Around Me, que me diga alguien si ha viajado y le ha ayudado, que me dais una alegría.
Esto casi que es más para animarme yo que otra cosa.
La actitud es todo! Estoy de acuerdo. Esta vez está siendo mucho más fácil, el entorno me ha ayudado y yo además voy con otra disposición, menos mal.
Ánimo guapa!! Los regresos al curro siempre son agobiantes, pero lo importante es la actitud y tú la llevas de serie 🤗